Efecto placebo

En la clase del jueves surgió un pequeño debate bastante interesante a raíz de una pregunta que hice. Propuse que todas las técnicas que había hace siglos de "curar" las enfermedades mentales, como el exorcismo o el mesmerismo, tendrían que funcionar, ya que se utilizaron durante bastantes años y mucha gente recurría a ellos. La respuesta a dicha respuesta tras una corta reflexión, es que hacían creer que esas técnicas funcionaban, y por lo tanto, tenían un impacto positivo sobre el paciente gracias al conocido efecto placebo. Por ello, en la entrada de esta semana me gustaría hablar sobre dicho efecto, y las implicaciones fisiológicas que tiene sobre nosotros.

El efecto placebo funciona principalmente gracias a la expectativa que tiene el paciente sobre un cierto fármaco, medicamento o tratamiento, creyendo así, que va a cambiar alguno de sus síntomas, y por lo tanto, su estado físico o mental mejorará. El contexto y el condicionamiento clásico o pavloviano, también juegan un papel muy importante, ya que pueden reforzar las expectativas del paciente; por ejemplo si el doctor/profesional afirma que mejorarás verbalmente, o por el simple hecho de estar en el hospital, dicho de otra forma, en un ambiente profesional en el que se tiende generalmente a confiar.

Pero no todo en el efecto placebo es beneficioso, existe lo que se conoce como “efecto nocebo", el cual aparece cuando los pacientes tienen expectativas negativas sobre un tratamiento, y eso puede desembocar en un empeoramiento de la enfermedad o una lenta recuperación . Además hay que tener en cuenta que el efecto placebo puede mejorar ciertos síntomas, pero no cura

Tanto anatómica como fisiológicamente, gracias a técnicas de neuroimagen, se ha permitido identificar las estructuras cerebrales involucradas cuando se produce el efecto placebo, no solo en la modulación del dolor, sino también en la enfermedad de Parkinson y en la depresión. Dichas estructuras cerebrales son: las cortezas somatosensitivas primaria y secundaria, el tálamo y la corteza cingular anterodorsal. En cuanto a neurotransmisores involucrados, los principales son: la dopamina, la serotonina, la oxitocina y los endocanabinoides. (Aisenberg, 2020)

Llegados a este punto de la entrada, en la que he descrito el concepto propuesto, y he hablado sobre las estructuras cerebrales y los neurotransmisores implicados, me gustaría reflexionar brevemente sobre todo lo que el efecto placebo supone. 

Me parece curioso cómo podemos mejorar nuestro estado físico e incluso mental a través de ciertas expectativas que generan dentro de nosotros cambios fisiológicos, así como la liberación de endorfinas, sin la necesidad de ningún fármaco o medicamento. A dónde quiero llegar es que tenemos más poder sobre nuestro cuerpo de lo que nosotros pensamos. Casi siempre, por no decir siempre, que nos sentimos mínimamente mal, recurrimos inmediatamente a medicamentos, sin pararnos a pensar que tenemos un buen sistema inmunitario (en la mayoría de los casos), y que incluso a través de nuestras expectativas podemos fomentar que nuestro cuerpo trabaje para mejorar, o al menos sentir en menos intensidad ciertos síntomas.

 Hay un componente mental en todas las enfermedades, y considero importante trabajarlo, ya que como hemos visto gracias al efecto placebo, pueden ayudarnos a sobrellevarlas de mejor manera, y estoy seguro que ha curarlas también.

En conclusión, respondiendo en cierta manera al pequeño debate que surgió en clase sobre si las técnicas de “curación” de enfermedades mentales, así como el exorcismo o el mesmerismo, funcionan, puedo afirmar que si llegaban a funcionar era en parte gracias al efecto placebo. A través de estas técnicas, los que se supone que eran los profesionales, creaban expectativas de mejora, y eso sumado al poco conocimiento que había entonces sobre las enfermedades mentales, los pacientes debían de creer que iban a mejorar notablemente. Aún así sigue siendo una incógnita y es que: ¿puede el efecto placebo llegar a “curar” o aminorar síntomas de una enfermedad mental grave?

Pablo-Valero Puértolas Domínguez

Bibliografía:

Aisenberg, G. (2020, Marzo 14). Placebo y nocebo: conceptos fisiológicos y éticos. SIAC. Reconvertido de http://www.siacardio.com/editoriales/pensamiento-critico/placebo-y-nocebo-conceptos-fisiologicos-y-eticos/.

  1. Giuseppe Iandolo dice:

    Pablo, ¡gracias por la entrada! A la pregunta ¿puede el efecto placebo llegar a “curar” o aminorar síntomas de una enfermedad mental grave? pienso que la respuesta es "no, el efecto placebo no puede llegar a curar síntomas de un trastorno mental grave". Por otro lado abro una pregunta relacionada: "¿una psicoterapia se basa sólo en el efecto placebo?

    1. Pablo Puertolas dice:

      Gracias por su respuesta y por su pregunta Giuseppe.

      En mi opinión la psicoterapia no se basa solo en el efecto placebo, pero consideró un componente importante. Las psicoterapias de hoy en día están basadas, la gran mayoría, en una base científica sólida, y por lo tanto se ha demostrado su funcionalidad. Pero trasladándonos a hace unos siglos, con el mesmerismo, los exorcismos o la trepanación, su funcionalidad creo que es bastante cuestionable, ya que dudo mucho que, incluso a día de hoy, se haya demostrado que son técnicas útiles para curar patologías mentales. Por ello me lleva a pensar que en las “psicoterapias antiguas” gran parte de la mejoría del paciente (si es que es verdad que mejoraban) podría ser debido al efecto placebo.

      Volviendo a un contexto más actual, también creo que el efecto placebo forma parte de las psicoterapias, pero en menor medida. Gracias a haber investigado y haber tenido experiencias relacionadas con dicho efecto, me he dado cuenta de que es más “poderoso” de lo que pensamos, quizás me equivoco.

      Por el simple hecho de acudir a un terapeuta ya crea unas expectativas (mayoritariamente positivas) en el paciente, y eso puede impulsar de cierta manera el efecto, ayudando al paciente a sentirse mejor. Si hablamos de pacientes más graves, con demencia o esquizofrenia, veo difícil que el efecto placebo tenga algún tipo de influencia, que es precisamente lo que respondes a la pregunta propuesta en mi entrada.

      Espero que esta breve reflexión responda a su pregunta.

      Pablo-Valero Puértolas

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