¿Está el TDAH sobrediagnósticado?


El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es algo con lo que a día de hoy la mayoría estamos familiarizados. Es común tener un compañero de clase con este trastorno o escuchar un nuevo diagnóstico, pero, ¿realmente todas las personas diagnosticadas de TDAH lo padecen?
Antes de adentrarme en esta cuestión, considero relevante mencionar los tres principales síntomas que deben aparecer para un posible diagnóstico (Franquiz y Ramos, 2015) :
- Hipoprosexia, es decir, una disminución de la capacidad atencional
- Hiperactividad, caracterizada por movimientos excesivos sin ninguna finalidad
- Impulsividad, viéndose afectada la valoración de conductas antes de llevarlas a cabo.
Ahora bien, es innegable que dichos síntomas se dan en el desarrollo de todo niño. Durante los primeros años de vida, todos van a presentar dificultades para mantener su atención, e incluso para concentrarse en un único estímulo ignorando el resto de distractores. Esta dificultad encontrada en la atención focal y sostenida del infante se debe a la suma facilidad con la que encuentran distracciones y la dificultad que presentan para inhibir pensamientos irrelevantes (Smith, Cowie y Blades, 2015).
No obstante, la capacidad atencional va mejorando a medida que se va dando la maduración del Sistema Nervioso Central. Y esta es la dificultad principal a la hora de diagnosticar un TDAH en niños. ¿Cómo sé si la hipoprosexia, hiperactividad e impulsividad van a remitir con el desarrollo del SNC o no? ¿Conviene esperar, exponiéndose al peligro de un diagnóstico demasiado tardío, o diagnosticar por si acaso, bajo las consecuencias de un error de diagnóstico y los efectos adversos de la medicación en un niño sano?
CONCLUSIONES
El objetivo que se persigue es evitar ambos casos, tanto el sobrediagnóstico como el infradiagnóstico, llevando a un diagnóstico adecuado en cada caso. El TDAH, según el DSM-V, es un trastorno del desarrollo neurológico (APA, 2000), en el cual, además de observarse los síntomas anteriores, debe darse un impacto en el desarrollo académico, social y emocional del menor (Shaffer, 2009). Es decir, habrá consecuencias escolares y de adaptación a los diferentes contextos.
En consecuencia, no es conveniente realizar un diagnóstico inmediato, basándose únicamente en la presencia de los tres principales síntomas, dado que son comunes en todo niño. Para llevar a cabo un buen diagnóstico, el psicólogo debe desarrollar una historia clínica compuesta por anámnesis (entrevistas que recojan la historia perinatal, los antecedentes familiares, los distintos síntomas…) y una exploración física del paciente. Además, se utilizarán instrumentos de evaluación del TDAH, como escalas específicas del TDAH o pruebas neuropsicológicas o psicopedagógicas, entre otros (Franquiz y Ramos, 2015).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5ª Ed.). Washington, DC: APA
Franquiz, F., & Ramos, S. (2015). TDAH: Revisión teórica del concepto, diagnóstico, evaluación y tratamiento (tesis de pregrado). Universidad de La Laguna, Tenerife.
Shaffer, D. R. (2009). Social and personality development (6th ed.). Belmont, CA: Wadsworth/Cengage Learning.
Smith, P. K., Cowie, H., & Blades, M. (2015). Understanding children's development. Sussex: John Wiley & Sons. (4th ed).
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