Emociones musicales

Introducción
Seguramente que la música te acompañe día a día, ya sea para trabajar, estudiar, o hacer más amenos los viajes interminables en transporte público. Según como te encuentres seleccionamos el género musical que se adapte más, o menos, a tu estado de ánimo.
Muchos de nosotros somos adictos a la música por todo lo que suscita en nuestro cuerpo. Es un continuo diálogo no verbal entre las canciones y las respuestas de tu cuerpo a ellas, así como alteración del ritmo cardiaco o la mayor producción de serotonina.
En resumen, la música influye en nuestra vida afectiva, tanto en los momentos tristes como en los alegres. No solo nos hace evocar recuerdos de nuestra experiencia personal, sino que hasta la nueva música nos activa considerablemente cuando escuchamos ritmos que no esperamos. (Kölsch, 2000)
Las emociones musicales en nuestro cerebro
Una de las teorías que mejor explican cómo nuestro cerebro se activa en respuesta a la música, fue elaborada por el psicólogo y neurocientífico, Stefan Kölsch. Este la nombró como la teoría del cuarteto de emociones donde el cerebro alberga cuatro fuentes de emociones (Figura 1):
- El “subconsciente”, en la corteza orbitofrontal. Su función es el procesamiento rápido y automático de las emociones, además de la moral.
- El “sistema del placer y el dolor” en el diencéfalo. Este, controla y regula las funciones endocrinas y las reacciones emocionales, así como la motivación.
- El “sistema de felicidad” en la parte frontal del hipocampo. Este se encarga del apego y la formación de vínculos sociales.
- El “sistema de vitalización”, situado en el tronco encefálico. Modula la atención, la alerta y los ritmos circadianos. Además su activación proporciona sensaciones de fuerza y coraje.

Cuando escuchamos música las ondas sonoras entran en nuestro oído y las células ciliadas, que se encuentran en nuestra cóclea, transforman la información sonora en impulsos nerviosos. Estos viajan hasta el sistema de vitalización, más concretamente al núcleo coclear. En esta primera parada desemboca en la percepción de tonos y genera los sentimientos correspondientes. Se envía información a otras partes del cerebro, y cada una de ellas responde de una cierta manera.
La amígdala envía impulsos al sistema somático y al autónomo. El núcleo vestibular provoca reacciones en la musculatura visceral y esquelética. Eso explicaría nuestra ganas inminentes de bailar con muchas canciones. Además, la formación reticular incita nuestra relajación o nuestra activación. (Kölsch, 200)
Dentro de la neurología hay más hipótesis que tratan de explicar qué es lo que pasa en nuestro cerebro cuando escuchamos música y cómo esto repercute en nuestras emociones. Por ejemplo hay una que postula que hay una vía cerebral específica específica de las emociones musicales. Una vía autónoma que nos permitiría reaccionar inmediatamente ante las canciones. De ser así la reacción musical sería un proceso independiente a los procesos requeridos para reconocer los elementos de una canción. (Vieillard, 2021)
Bibliografía
-Koelsch, S. et al. (2006). Investigating emotion with music: an fMRI study. Human brain mapping, 27(3), 239-250.
-Von Hopffgarten, A. (2021). La música abre un túnel en el cerbro. Cuadernos Mente & Cerebro, 9(29), 48-49.
-Vieillard, S. (2021). Emociones musicales. Cuadernos Mente & Cerebro, 9(29), 38-39.
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