INFLUENCIA DEL APEGO EN EL DESARROLLO EMOCIONAL DEL NIÑO

¿Qué es el apego?

Según la Teoría del apego de John Bowlby (1986), el apego se define como la relación establecida con una figura determinada. 

Las primeras figuras con las que el niño establece un vínculo afectivo y busca proximidad son sus padres o cuidadores. La experiencia vivenciada por el niño con dichas figuras va a influir en su posterior establecimiento de vínculos afectivos  (Bowlby, 1986).

Tipos de apego y emociones características.

A pesar de las variaciones, diversos autores concuerdan en que los diferentes estilos de apego tienen determinadas emociones asociadas en la mayoría de los casos. A continuación, describo cuáles son los tres principales tipos de apego y cuáles son dichas emociones en cada caso.

  1. Apego seguro

El apego seguro está caracterizado principalmente por la seguridad e incondicionalidad. Se tiene confianza en que una figura determinada no va a fallarte. 

Ainsworth et al. (1978) afirman que las emociones características de este apego son la calidez, confianza y seguridad en sus relaciones afectivas. Además, los niveles de estrés para enfrentarse a diversas situaciones, o bien no suelen ser demasiado altos, o bien se afrontan de forma adecuada. 

No obstante, a priori, el bebé experimenta angustia en caso de separación de su cuidador, y calma cuando éste último está presente. 

  1. Apego ansioso ambivalente

En el apego ambivalente predomina la inseguridad en el sujeto con respecto a su figura de apego, debido a una inconsistencia en las conductas de cuidado de éste último. 

Las principales emociones son ambivalencia, enfado y preocupación. Además, los niveles de ansiedad e inseguridad respecto a las relaciones afectivas son altos, mostrando un gran miedo a ser rechazados (Mikulincer et al., 2003). Autores como Valdés (2002) señalan también el desarrollo de una baja tolerancia al dolor. 

Los bebés también experimentan angustia en caso de separación de su cuidador, pero, a diferencia del apego seguro, les cuesta mucho más recuperar la calma tras su regreso. (Ainsworth et al., 1978).

  1. Apego ansioso evitativo

El tercer tipo de apego es el apego evitativo. En este caso, el individuo no cuenta con su figura de apego, la cual considera que le da una enorme inseguridad 

Kerr et al. (2003) observan que aquellos individuos criados con un estilo de apego ansioso evitativo, tienen escasas emociones positivas. Tienen tendencia a experimentar una fuerte ira (Mikulincer, 1998), aunque por cuestiones sociales, traten de esconderla, bien mediante negación o bien mediante la supresión expresiva. 

Los bebés, a diferencia de los dos estilos de apego anteriores, no experimentarán angustia tras la separación de su cuidador. Además, tras su regreso, muestran indiferencia. (Ainsworth et al., 1978). 

Relación entre el apego y las estrategias de regulación emocional

Thompson (1994), define regulación emocional como el “proceso de iniciar, mantener, modular o cambiar la ocurrencia, intensidad o duración de los estados afectivos internos y los procesos fisiológicos, a menudo con el objetivo de alcanzar una meta” (p. 106).

Es innegable que la calidad del apego influye en las estrategias de regulación emocional que el niño adopta. (Mikulincer y Sheffi, 2000; Kochanska, 2001). 

Los niños criados con un estilo de apego seguro, buscarán estrategias beneficiosas a largo plazo, como el cambio cognitivo mediante la búsqueda de apoyo de otras figuras relevantes, o una modulación de la expresión emocional, tratando de que se adecúe a la situación, pero sin reprimir la emoción sentida.

Por otro lado, en el caso del apego ambivalente, se centran principalmente en la estrategia de concentración, centran toda su atención en la situación emocionalmente significativa, llevándoles a la hipervigilancia y excesiva rumiación. Dado que normalmente se focalizan en emociones de valencia negativa, les lleva a sentir un enorme malestar.

En última instancia, el estilo evitativo tiende a modular la respuesta emocional mediante la supresión de la expresión. Además, al contrario que en el apego seguro, no buscan apoyo de los demás ni proximidad. 

Referencias de apoyo

Ainsworth, M., Blehar, M., Waters, E. & Wall, S. (1978). Patterns of attachment: A study of the strange situation. Hillsdale, N.J.: Erlbaum.

Bowlby, J. (1986). Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida. Madrid: Morata.

Kerr, S., Melley, A., Travea, L. & Pole, M. (2003). The relationship of emotional expression and experience to adult attachment style. Individual Differences Research, 1, 108-123.

Kochanska, G. (2001). Emotional development in children with different attachment histories: The first three years. Child Development, 72, 474-490.

Mikulincer, M. (1998). Adult attachment style and individual differences in functional versus dysfunctional experiences of anger. Journal of Personality and Social Psychology, 74, 513-524.

Mikulincer, M. & Sheffi, E. (2000). Adult attachment style and cognitive reactions to positive affect: a test of mental categorization and creative problem solving. Motivation and Emotion, 24, 149-174.

Mikulincer, M., Shaver, P. & Pereg, D. (2003). Attachment theory and affect regulation: The dynamics, development and cognitive consequences of attachment-related strategies. Motivation and Emotion, 27, 77-102

Thompson, R. (1994). Emotion regulation: A theme in search for definition. En N, Fox (Ed.), The development of emotion regulation: Biological and behavioral considerations, Monographs of the Society for Research in Child Development, 59 (2/3, serial N° 240), 25-52.

Valdés, N. (2002). Consideraciones acerca de los estilos de apego y su repercusión en la práctica clínica. Revista Terapia Psicológica, 20, 139-149.

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