Crisis de angustia
Una crisis de angustia es un breve período caracterizado por grandes sensaciones de angustia, ansiedad o miedo extremos, los cuales empiezan repentinamente y acompañados por síntomas físicos y emocionales. Las crisis de angustia suelen causar algunos síntomas como pueden ser dolor torácico, sensación de dificultad respiratoria y asfixia, mareos y náuseas.
Los médicos basan el diagnóstico en la descripción que la persona les da sobre la crisis y sobre el miedo de sufrir otra crisis en el futuro. Normalmente el tratamiento consiste en antidepresivos, ansiolíticos, terapia de exposición y psicoterapia.
Las crisis de angustia forman parte de cualquier trastorno de ansiedad, también pueden ocurrir en personas que sufren trastornos psiquiátricos, como respuesta a una situación específica.
Síntomas
Una crisis de angustia esta formada por la aparición de una sensación de miedo de incomodidad intensos, algunos de los síntomas que aparecen en estas crisis son:
- Dolor o molestias torácicos
- Sensación de asfixia
- Mareo, inestabilidad o desmayos
- Miedo a morir
- Miedo a perder el control
- Sufrir sentimientos de irrealidad y extrañamiento sobre el entorno
Los síntomas alcanzan su máxima expresión cuando lleva unos 10 minutos y suelen desaparecer rápidamente, por lo que los médicos no suelen presenciar estos ataques, lo que suelen ver es el miedo del paciente de que vuelva a sufrir otra crisis.
Diagnóstico
El diagnóstico del trastorno de angustia requiere que haya habido al menos una crisis de angustia inesperada y sin un motivo aparente, además también tendrán que haber algunos de los siguientes síntomas durante un periodo mínimo de 1 mes.
Preocupación persistente por si vuelve a aparecer una nueva crisis de angustia o por las posibles consecuencias de esta.
Cambios en el comportamiento debido a las crisis de angustia, por ejemplo aquellas que puedan provocar una crisis.
Tratamiento
Es muy común el uso de medicamentos, algunos de los más utilizados son antidepresivos y ansiolíticos, también se suelen utilizar psicoterapias como la terapia de exposición.
Sin un tratamiento formal, puede pasar que algunas personas se recuperen, especialmente si estas continúan enfrentándose a las situaciones que producen las crisis.
Cuando las personas afectadas han sufrido varias crisis y estén cambiando su comportamiento, suele ser necesario el tratamiento de fármacos y de psicoterapias. Las personas que sufren trastorno de angustia suelen ser más receptivas y aceptan mejor el tratamiento si comprenden que su trastorno implica también la existencia de factores físicos y psicológicos y que normalmente el tratamiento permite controlar esos síntomas.
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