ESQUIZOFRENIA

Grupo C - M21 2021/22

Integrantes: Tamara Ibarra, Jaime Isac, Alba Medina y Mª Victoria Sánchez

Índice

    Definición

    En el DSM-IV, la esquizofrenia se conocía como “esquizofrenia y otros trastornos psicóticos”, mientras que en el DSM-V se ha pasado a llamar “espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos”. Se decidió cambiar porque la intención del DSM-V era añadir la dimensionalidad y el concepto de “espectro”.

    La esquizofrenia se define como un “trastorno clínico complejo, multifactorial, con una variación fenotípica amplia, con una heterogeneidad etiológica (genética y ambiental)” (S. Jufe, 2014, 37). Además, es una enfermedad mental de carácter crónica y es un trastorno de la interpretación de la realidad por lo cual, la persona ve cosas que no existen en realidad (alucinaciones) o interpreta la realidad de manera érronea (delirio).

    La esquizofrenia se da en la etapa entre adolescencia y adultez temprana debido a los cambios de hábitos y de la posible nueva vida social. Además, existe una probabilidad alta de que una persona sufra esquizofrenia si alguien de la familia ya la ha desarrollado con anterioridad.

    Su diagnóstico se fundamenta en los cambios manifiestos en el comportamiento y el funcionamiento de la persona, donde existen evidencias de pensamiento interrumpido visible en el examen del estado mental de la persona. Además, en el inicio temprano de la esquizofrenia, las demoras cognitivas son muy comunes, afectando al funcionamiento cognitivo, de la memoria y en los déficits de memoria.

    Factores de riesgo en la esquizofrenia

    Existen una serie de factores de riesgo que pueden favorecer a la aparición de la esquizofrenia como:

    • El trauma infantil, abuso y negligencia. Estos niños muestran una probabilidad de padecer la enfermedad debido al vínculo causal entre el abuso infantil y las alucinaciones en la vida adulta.
    • Por un embarazo, complicaciones en el parto y desnutrición, ya que las personas con esquizofrenia muestran un tamaño de cabeza más pequeño al nacer, por lo que puede ser una consecuencia de los defectos en el control genético del neurodesarrollo o factores ambientales. En cuanto a la nutrición se refiere a la deficiencia nutricional intrauterina.
    • El índice de masa corporal también es otro factor debido al bajo peso al nacer y/o el crecimiento infantil.
    • El consumo de sustancias estimulantes y alucinógenos, puede precipitar los síntomas psicóticos. La droga que duplica el riesgo de desarrollar esquizofrenia es el cannabis. (Enríquez-Sánchez & Ochoa-Madrigal, 2019,13)

    Tipos de esquizofrenia

    A pesar de compartir características similares, las diferentes esquizofrenias tienen dsitintas sintomatologías y tratamientos. En estos párrafos comentaremos los principales tipos de esquizofrenia y un breve resume o explicación de los mismos.

    Según el DSM-IV-TR (2000), nos encontraríamos con los cinco tipos principales de esquizofrenia, clasificados de esta manera:

    Tipo paranoide, tipo desorganizado, tipo catatónico, tipo indiferenciado y tipo residual.

    Iremos explicando brevemente cada tipo según el orden en que lo hemos presentado.

    En primer lugar, la esquizofrenia tipo paranoide se caracteriza por ser la más común a nivel mundial. En este tipo de trastorno se suelen producir delirios más o menos estables y alucinaciones normalmente de tipo auditivo, también se pueden producir cambios a nivel de la percepción. Sin embargo, no hay trastornos asociados al lenguaje ni al afecto.

    En segundo lugar, se encuentra la esquizofrenia desorganizada, también conocida como esquizofrenia hebefréncia, y antiguamente como hebefrenia. En este caso, sí se producen trastornos por la desorganización del lenguaje y el comportamiento. Al contrario que en la esquizofrenia paranoide, sí que existen problemas relacionados con el afecto, siendo de carácter desabrido, con falta de expresividad o sentimiento.

    En tercer lugar, se halla la esquizofrenia de tipo catatónica, con trastornos relacionados principalmente con el movimiento, y la motilidad (habilidad de moverse espontánea e independientemente), por lo que se produce tanto un extremo como puede ser excesiva agitación, movimientos impulsivos, como estereotipias, como el otro extremo, cesación del movimiento (acinesia), estados catatónicos, etc. Suele presentar alucinaciones y delirios, además de ecolalia, ecomimia, etc.

    En cuarto lugar, esta la esquizofrenia de tipo indiferenciado. En este tipo de esquizofrenia, entran diferentes pacientes que no reúnen los criterios suficientes para ser clasificados en los otros tipos. Ya que, según DSM-IV-TR (2000), estos pacientes cumplen los síntomas del Criterio A, pero no cumplen los criterios de tipo paranoide, desorganizado o catatónico. Es decir, presentan delirios, alucinaciones, desorganización del lenguaje, negativismo, pero no otros síntomas específicos de la paranoide, desorganizada o catatónica.

    Por último, destaca la esquizofrenia de tipo residual, que según el DSM-IV-TR (2000), son pacientes que han experimentado al menos un episodio agudo de esquizofrenia, pero cuando se le examina, no presenta síntomas positivos. Además, presenta ausencia de ideas delirantes, alucinaciones, un lenguaje y un comportamiento desorganizado o catatónico. También hay manifestaciones continuas de la alteración, con la presencia de síntomas negativos. Cabe destacar que aparece en al menos el 90% de los pacientes con esquizofrenia.

    Causas de la esquizofrenia

    Aunque nada es seguro todavía, la esquizofrenia puede tener varias causas. Por ejemplo, hay un indicio de tiene origen por la genética, ya que es un trastorno altamente hereditable, según estudios puede haber un 79% de posibilidad de heredar esquizofrenia. Según otros investigadores la causa de la esquizofrenia puede ser por un daño en el neurodesarrollo como un defecto estructural del cerebro, que produce un fallo en el desarrollo del Sistema Nervioso Central. Pero como se menciono anteriormente, hay múltiples factores asociados a su aparición.

    Síntomas

    Durante la expresión del trastorno en la vida de la persona que lo sufre, tiene que durar una parte significativa, desde que comienza y que afecta al funcionamiento en uno o más ámbitos de la persona, como es el trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado personal. 

    Los síntomas de la esquizofrenia se dividen en dos grupos. Por un lado se encuentran los síntomas positivos que son:

    • Los delirios
    • Las alucionaciones

    Y por otro lado se encuentran los síntomas negativos que corresponden a:

    • Paranoia o trastorno delirante. Se refiere a la sensación de amenaza.
    • Discuros desorganizado.
    • Abulia. Es la falta de voluntad para hacer algo.
    • Anhedonia. Es la falta de placer.
    • Aislamiento social.
    • Creencias extrañas.

    Se tienen que dar, como requisito, dos o más síntomas, además de que al menos dos de ellos deben durar durante un tiempo de un mes y la expresión del trastorno en sí persiste durante un mínimo de 6 meses, aunque dentro de dichos 6 meses, se encuentra el mes de manifestación de síntomas.  

    Una de las características propias de la esquizofrenia es que hace una distinción entre sexos. De esta forma, las mujeres muestran síntomas negativos menos graves y tienen un mejor pronóstico que los hombres. 

    Además, un dato curioso respecto a los síntomas de la esquizofrenia es que si existen antecedentes de un trastorno de autismo o de la comunicación de inicio en la infancia, se realiza un diagnóstico de esquizofrenia sólo si los delirios o alucinaciones, además de todos los síntomas nombrados anteriormente, están presenten durante un mínimo de un mes. (S. Jufe, 2014,38). También hay que tener en cuenta que, debido al estigma que existe alrededor de esta enfermedad, retrasa incluso años la resistencia a la ayuda médica, por tanto, desarrollarse una esquizofrenia aún más complicada de tratar.

    Diagnóstico

    Para la realización correcta del diagnóstico de la esquizofrenia se deben seguir ciertos pasos específicos. En primer lugar, debemos asegurarnos de que tenemos el conocimiento necesario como psicólogos sobre en qué consiste y cómo se define esta patología así como también, cuáles son los síntomas principales que traen consigo. En este caso, algunos de ellos varían desde alucinaciones, ideas delirantes y lenguaje desorganizado; entre otros. Es esencial que también tengamos conocimientos sobre otros tipos de patologías, las cuáles comparten los síntomas principales con la esquizofrenia, para así poder distinguir las unas de las otras en el diagnóstico (por medio del DSM-5). Existen varios tipos de esquizofrenia los cuales también podrían ser confundidos y, para evitar esto, es importante saber diferenciar los distintos síntomas principales que cada uno de ellos. 

    En el segundo paso, comenzaremos a desarrollar una entrevista de evaluación hacia el paciente. En este caso, lo que se llevará a cabo será una serie de preguntas detalladas, las cuales se orientan más hacia cómo piensa el paciente, quién es, qué le sucede, cómo se siente, etc. Es por esto, que se le preguntarán factores personales sobre su propia persona, sobre sus síntomas y desde hace cuándo ocurren y qué sucede con ellos, sus estados de ánimo y si éstos han cambiado con el paso del tiempo, su historial clínico personal e incluso en algunos casos, a la familia, para tener una mejor visión sobre si existe algún indicio de esta enfermedad en algún pariente. Por medio de esta entrevista, el psicólogo va a poder hacerse una mejor idea sobre qué es lo que le podría estar sucediendo al paciente, además, de poder descartar otras patologías. 

    Tras finalizar este tipo de entrevista, se pasará a la realización de distintos tests, cuestionarios, o escalas, las cuales miden distintos atributos del paciente y nos dan un indicio aproximado de los resultados sobre si es posible que la persona padezca esa enfermedad o no. La mayoría de estas pruebas suele ser bastantes específicas y certeras a la hora de utilizarlas como apoyo en la decisión diagnóstica, es cierto que, a veces, no suelen ser 100% efectivas pero si le ayudan a los psicólogos a orientarse mejor sobre si existen índices del desarrollo de esa patología o no. Si en algún caso el psicólogo cree que los resultados son inconclusos o indeterminados, puede volver a repetir cualquiera de ellas, debido a que miden los componentes principales de la patología como: las habilidades cognitivas, la autoestima del paciente y el estrés emocional que puede estar viviendo.

    Tratamientos

    Los tratamientos principales que se suelen utilizar para tratar la esquizofrenia se dividen de la siguiente manera. En primer lugar, el más utilizado y el más eficiente es el tratamiento farmacológico. Este tratamiento ha sido el que ha tenido mejores resultados a lo largo de diversos estudios realizados. Se suele utilizar en los pacientes de por vida, con el fin de tratar de mejor manera los síntomas y episodios. Algunos de estos fármacos más recomendados varían desde la “olanzapina, clozapina, perfenazina, quetiapina, ziprasidona y risperidona” (González, 2007). Hay que tener en cuenta que algunos de estos fármacos pueden tener efectos secundarios, los cuales podrían motivar al paciente a dejar el tratamiento completamente porque no puede sobrellevar esos efectos.

    En segundo lugar, siendo uno de los tratamientos que suele utilizarse tras la ingesta continua de los fármacos mencionados anteriormente, tenemos las terapias cognitivo conductuales. Se comienza por una entrevista en donde el paciente le cuenta su información personal más relevante al terapeuta para así ganar nuevos tipos de información. A continuación, se trabaja la implementación de distintas habilidades cognitivas conductuales como controlar la atención o disminuir la ansiedad. Finalmente, y ligado al último paso, solemos trabajar continuamente en las opiniones negativas del paciente hacia su propia persona. De esta manera podemos evitar que estos comentarios u opiniones logren evolucionar e influir en la aparición de la conducta esquizofrénica. Es importante aclarar al paciente de que la patología que padece a pesar de estar en tratamiento puede volver a resurgir. 

    Por último, en los casos más extremos con un alto nivel de complicación. Si nos encontramos con un paciente el cual presenta esquizofrenia y está siendo tratado con todos los tratamientos mencionados anteriormente, y aun así no se ve una evolución, entonces los médicos podrían llegar a un acuerdo de que lo mejor seria internalizar. Esto logrará poder controlar de mejor manera tanto los síntomas como los episodios que puedan surgir, y evitar cualquier tipo de problema para el propio paciente o para algún familiar cercano. Con la implementación de esto, se puede realizar un tratamiento más profundo y un estudio más detallado de los síntomas principales del paciente. Además, esto se realiza para poder mantener las “necesidades básicas del paciente cubiertas, debido a que en ciertos momentos podría no estar cualificado para cuidar de sí mismo” (en cualquier ámbito). (González, 2007)

    Calidad de vida

    En primer lugar se dará una descripción generalizada de la calidad de vida y posteriormente se centrará en el caso de la esquizofrenia y en cómo mejorar o adaptar esa calidad de vida para los pacientes que sufren esta enfermedad. La calidad de vida es un concepto bastante amplio, y que no ha sido muy estudiado hasta hace poco, a la vez que es una idea un tanto abstracta y subjetiva.

    Dicho esto, podríamos centrar la explicación de este constructo, siguiendo las ideas de Levi y Anderson (1980), que destacaban la conocida tríada de bienestar psicológico o mental, físico y social. Ya que si uno de estos tres aspectos fallaran, los otros dos se podrían ver gravemente afectados. Además de esto, Andrews y Withey (1976), destacaban que no es en sí el bienestar de estos aspectos lo que otorga una buena calidad de vida, sino la evaluación que realiza el propio individuo sobre ellos. Es decir, que no es lo más importante el estado real de estos tres aspectos, sino que lo más relevante es el análisis y autoevaluación que hace cada individuo.

    Una vez explicado en líneas generalas la calidad de vida, lo centraremos en términos de la esquizofrenia. Diferentes estudios en las últimas décadas han distribuido distintos instrumentos para la evaluación de la calidad de vida de personas que padecen esquizofrenia. Por ejemplo, Listado de Calidad de Vida de Malm y Col, 1981, o Escala de Calidad de Vida Esquizofrenia Wilkinson y cols., 2000.

    Tras estos diferentes estudios, encontraron que los principales factores de la calidad de vida relacionados con la esquizofrenia son: los factores sociodemográficos, los síntomas psicóticos y la psicopatología general, el nivel de funcionamiento y la neurocognición (Dompablo, 2018).

    En cuanto a factores sociodemográficos, diversos estudios han encontrado que existe una relación entre la calidad de vida subjetiva en personas esquizofrénicas y la edad, el género y el nivel de estudios. Se observó que a medida que pasan los años suele existir una peor calidad de vida, y que por lo general las mujeres que padecen esquizofrenia suelen tener una evaluación subjetiva de su vida negativa, frente a los hombres. Por último, a mayor nivel de estudios normalmente suele existir una mayor calidad de vida.

    Según un estudio de Narvaez y cols. (2008), encontraron que los mejores predictores de una buena calidad de vida en lo referido a la sintomatología y la psicopatología, son los síntomas psiquiátricos, pudiendo mejorar o controlar estos síntomas para lograr una mejora exponencial en la calidad de vida, tanto la objetiva como la subjetiva. Destacaron entre otros, los síntomas depresivos y los síntomas negativos, como los más influyentes.

    Y como es perfectamente entendible, un correcto funcionamiento neurocognitivo, y una buena funcionalidad y relación social (trabajar, salir), ponderan bastante para un buen desarrollo de la vida.

    Caso de January "Jani" Schofield

    January Schofield o “Jani” es la persona más joven en ser diagnosticada con esquizofrenia y se dice que es el peor caso de esta enfermedad. Nació el 8 de agosto del 2002 y fue la primera hija de Michael y Susan Schofield. Desde que nació, sus padres sabían que algo no iba bien con ella, e interpretaron su comportamiento como si estuviera alucinando constantemente. Esto se debe a que sus ojos siempre seguían cosas “invisibles”.

    A los tres años comenzó a tener amigos imaginarios y a los cuatro, nació su hermano menor Bodhi. En esta época, su comportamiento empeoró y la llevaron a un psicólogo donde le recetaron un fuerte antipsicótico que no funcionó. Además, la diagnosticaron con ansiedad, bipolaridad y déficit de atención con hiperactividad. Después de esto, también la diagnosticaron con esquizofrenia. Debido a todo esto, sus doctores creían que estaba alucinando todo el tiempo, por lo que le recetaron Clozaril, que era otro antipsicótico (también tomaba sales de litio).

    Jani estuvo mucho tiempo en hospitales psiquiátricos, además, es una persona con un coeficiente intelectual muy alto pero no puede acudir a clases normales con el resto de sus compañeros. Gracias a un libro que publicó su padre se supone que tomaba varios antipsicóticos más. Además, su hermano Bodhi fue diagnosticado con autismo y también se le recetaron antipsicóticos. Luego, después de intentar con varios psiquiatras fue diagnosticado con esquizofrenia, al igual que su hermana.

    Los padres se divorciaron y en 2019, luego de ver vídeos de los niños por los padres, específicamente de Bodhi, y ver que varias funciones cognitivas no estaban bien, como que babeaba, no enfoca los ojos y no era capaz de comunicarse, se le atribuyó esto a los medicamentos que tomaba. Susan además tomaba vídeos demasiado privados de la vida de su hijo para exponerlos en su canal de YouTube. Se le acusó de tener munchausen por poderes. El mismo año ambos niños fueron removidos de la custodia de sus padres.

    Referencias

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    http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-548X2011000300009&lng=en&tlng=es

    American Psychiatric Association (APA). (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR. Barcelona: Masson.

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    Dompablo, M. (2018). Calidad de vida en esquizofrenia. Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Medicina

    Elvira, J. A. M., Pulido, E. A., & Cabrera, J. H. (2004). Tratamiento combinado de la esquizofrenia aplicado en el ámbito domiciliario. Psicothema, 436-441.

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    Enríquez-Sánchez, H., & Ochoa-Madrigal, M. G. (2019, mayo 21). Espectro de la esquizofrenia en niños y adolescentes. Artículos de revisión, 62(4), 9-23.

    https://web-p-ebscohost-com.ezproxy.universidadeuropea.es/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=5&sid=c87ce87c-17d5-454a-a08f-37888cea2ed0%40redis

    González-Pardo, H. (2007). Efectividad de los modernos fármacos antipsicóticos en el tratamiento de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos:¿ avance terapéutico o más de lo mismo?. Papeles del psicólogo, 28(2), 111-116.

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