Grupo H - M22 2021/2022

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    CONOCIENDO LA DEPRESIÓN: ¿SIGUE SIENDO UN TEMA TABÚ EN NUESTRA SOCIEDAD?

    ¿Qué es la depresión?

    La depresión consiste en una reducción notable del tono del humor y de ciertas funciones cognitivas. A lo largo de una depresión, generalmente se presentan distintos episodios donde los síntomas más notables son; sentimientos de tristeza, irritabilidad o frustración, perdida de interés, alteraciones del sueño, falta de apetito, ansiedad, sentimiento de inutilidad, cansancio y falta de energía. Desde el punto de vista bio-químico, se produce en el momento en el que el cerebro no posee una cantidad suficiente de neurotransmisores o que, por otro lado, éstos no puedan ligarse con los receptores. 

    En cantidad de casos los síntomas suelen ser lo bastante graves como que para que éstos acarreen una dificultad tanto en actividades cotidianas, como en el trabajo, escuela, actividades y relaciones sociales. Todo esto sin saber el porqué de ese sentimiento. 

    Para poder llevar a cabo un diagnóstico de depresión, el paciente debe presentar cinco síntomas de los expuestos anteriormente a diario. Un diagnóstico de depresión se puede identificar de distintas maneras. Una manera común es la exploración física donde el médico hará preguntas acerca de la salud del paciente ya que en ocasiones la propia depresión puede tener relación con un problema físico no diagnosticado. La evaluación psiquiátrica es otro método para diagnosticar la depresión. En este caso al profesional procede a preguntar con relación a los síntomas, sentimientos, patrones de conducta y pensamiento del paciente. Tal vez el profesional pida al paciente que rellene un cuestionario para sacar en claro esas cosas que preguntó anteriormente. El DSM-5 es un manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales el cual es utilizado por profesionales de la salud. Éste clasifica los trastornos mentales para un mejor diagnóstico, tratamiento e investigación en el campo de la psiquiatría. 

    Según (Turkington, 1995: 37), los antidepresivos aumentan la cantidad de neurotransmisores de inmediato, pero hasta pasadas unas no se alivia la depresión. Es cierto que aumentar los niveles de serotonina en el cerebro ocasiona una mejora que puede ayudar a personas deprimidas, pero hay que superponer que estos efectos positivos deben impulsarse además por medio de la psicoterapia. La psicoterapia corresponder a la dimensión personal de la persona. 

    Roland Kuhn es su artículo “Psicofarmacología y análisis existencia” (1990) afirma que es necesaria la consideración del propio psicólogo/psiquiatra acerca de los aspectos bio-químicos como, además, la dimensión fenomenológica de la historia personal del paciente. Asimismo, manifiesta los beneficios de un tratamiento bifocal donde incluyan psicofármacos y psicoterapia analítica para mejorar la situación de pacientes con depresión. A raíz de no atender el trastorno psicológico es probable que permanezca la perturbación neurobiológica; y, por el contrario, si no se lleva a cabo una intervención farmacológica, se impide el contacto imprescindible para iniciar la psicoterapia (Vergote, 1993: 124). 

    Durante el año 2014 en un área específica de población del 46,7% existía una prevalecía de depresión del 53% en mujeres y 40% en varones. Estos datos significan casi la mitad de la población se vería afectada por la depresión. Estos problemas parecen deberse por ejemplo al hecho de pasar primeramente una encuesta telefónica y no corroborar esos datos en una segunda entrevista presencial. 

    El problema a la hora del diagnóstico florece a la hora de considerar un estado de ánimo deprimido como patológico. Cuando una persona manifiesta un estado de ánimo deprimido, es posible que mentalmente esté totalmente sana, pero cabe la posibilidad de que la propia persona este pasando un duelo por el fallecimiento de un ser querido o simplemente sentirse triste debido a malestares del día a día. 

    He de añadir que el diagnóstico de un trastorno depresivo es muy amplio y diverso ya que los criterios no se basan en pruebas objetivas según los expertos. Según la guía NICE la depresión severa equivale al 10% de los casos mientras que la depresión leve y moderada representan el 70% y el 20% individualmente. 

    Seguro que estos tipos de depresión, no los conocías...

    1- Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo: Se da cuando el sujeto durante un periodo prolongado de 12 meses o más tiene accesos de cólera graves y recurrentes que se manifiestan verbalmente o comportamentalmente, en una media de 3 o más veces por semana. Con un estado de ánimo persistentemente irritable la mayor parte del día. No se debe diagnosticar por primera vez antes de los 6 años o después de los 18. 

    2- El trastorno depresivo mayor: Es el trastorno clásico, caracterizado por una duración mínima de dos semanas (en la mayoría de casos dura mucho más). Implica cambios en el afecto, la cognición y las funciones neurovegetativas. Aunque no tiene porque, el trastorno depresivo mayor puede asociarse a la depresión relacionada con el duelo (el duelo no siempre induce un episodio de depresión mayor) agravando los problemas de este trastorno. La principal diferencia entre un episodio de depresión mayor y el duelo, es que en el duelo el afecto predominante es el sentimiento de vacío y pérdida, mientras que en el EDM es el estado deprimido persistente y la incapacidad de esperar felicidad. 

    Para el diagnóstico de este trastorno debe haber cinco o más de los siguientes síntomas de forma persistente durante mínimo dos semanas. (1) Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, (2) Disminución importante del interés, (3) Pérdida importante de peso, (4) insomnio o hipersomnia casi todos los días, (5) Agitación, (6) Fatiga casi todos los días, (7) Sentimiento de inutilidad, (8) Disminución de la capacidad de concentración, (9) Pensamientos de muerte recurrentes. 

    3- Trastorno depresivo persistente o distimia: Cuando las alteraciones del estado de ánimo duran al menos dos años en adultos y 1 año en niños y adolescentes. Existen presencia de dos o más de los siguientes síntomas, sin pausarse más de dos meses. (1) Poco apetito o sobrealimentación, (2) Insomnio o hipersomnia, (3) Fatiga, (4) Baja autoestima, (5) Falta de concentración o dificultad de toma de decisiones, (6) Sentimientos de desesperanza. El rasgo principal del trastorno depresivo persistente es un ánimo deprimido durante la mayor parte del día, la mayor parte de los días, durante al menos dos años (en niños y adolescentes 1 año) 

    ¿Es un tema tabú en nuestra sociedad?

    Como hemos podido explicar anteriormente, la depresión es una enfermedad mental que abarca un alto porcentaje en nuestra sociedad: más de 300 millones de personas en el mundo (información recogida según la OMS). A pesar de ello, existe un porcentaje bastante elevado de personas que no son tratadas. Esto, se debe por múltiples factores, de los cuáles, consideramos a uno de ellos el más importante. Y es que, a pesar de que nuestra sociedad ha ido avanzando, sigue siendo una patología con bastante estigma. Según afirma Shekhar Saxena, director del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, el principal problema es el silencio y el tabú existente ante esta enfermedad mental. Creando que las personas depresivas, no sean capaces de dar el paso a tratarlo. O, incluso, hablando con una persona de confianza, que, en muchos casos, suele ser el primer paso para comenzar a mejorar. 

    ¿Por qué ocurre esto? Como bien hemos dicho anteriormente, si echamos la vista hacia atrás, nuestra sociedad ha avanzado bastante en cuanto al tratamiento y la aceptación de las enfermedades mentales. Pero a pesar de eso, la depresión es una enfermedad mental que se encuentra bastante banalizada. En nuestra sociedad, se llega a pensar que es un “tipo de enfermedad mental de personas débiles”. Múltiples estudios han reflejado que las personas que interiorizan esta información suelen relacionarlo con la baja laboral que va de la mano con el tratamiento de la persona. Por lo que, las personas con depresión, pueden llegar a considerarse insuficiente y con sentimientos de culpa y de aislamiento. 

    Para poder explicar estas afirmaciones, nos hemos centrado en un estudio realizado por la Universidad de Michigan sobre las reacciones del cerebro de personas con depresión. Con una muestra de pacientes con y sin depresión. El experimento consistía en la simulación de un rechazo social. Para ello, observaban el funcionamiento cerebral mediante la técnica PET. Los resultados de este test, mostraban que ante estas situaciones, nuestro cerebro, a modo de mecanismo de defensa, liberaba opioides (un analgésico natural), para reducir el impacto que produce dicha situación. Y es que, este analgésico, se liberaba en cada unbo de los pacientes, con o sin depresión. Pero, lo que se pudo observar, es que los pacientes que padecían la enfermedad mental, liberaban un porcentaje bastante bajo de esta sustancia. Por lo que, ante este tipo de situaciones de rechazo social, suelen ser más vulnerables. 

    Bibliografía

    Pérez Álvarez, M., García Montes, JM. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para la depresión, 13(3), 493-510 

    American Psychiatric Association - APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed. --.). Madrid: Editorial Médica Panamericana. 

    Mayo Clinic Family Health Boom (Libro de Salud Familiar de Mayor Clinic) 5ª edición. 

    Bogaert-García, H., “La Depresión: Etiología y Tratamiento. Ciencia y Sociedad, volXXXVII, núm. 2, abril-junio, 2012, pp. 183-197. 

    NICE Depression in adults quality standard. Quality Standards. 2011;8 

    Sánchez, R. M. (2021). Psicólogos con depresión: un tabú entre colegas Los prejuicios y la autoexigencia alimentan el tabú, situando a los psicólogos y psicólogas con depresión en una situación de vulnerabilidad. Fuentes, (23). 

    Hsu, D., Sanford, B., Meyers, K., Love, T., Hazlett, K., Walker, S., Mickey, B., Koeppe, R., Langenecker, S., & Zubieta, J. (2015). It still hurts: altered endogenous opioid activity in the brain during social rejection and acceptance in major depressive disorder Molecular Psychiatry, 20 (2), 193-200 DOI: 10.1038/mp.2014.185 

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